BIZCOCHADA

Tenía ganas de hacer un bizcocho nuevo para desayunar, buceando en internet encontré esta receta en el blog "Las recetas de mamá". Me pareció estupenda, la hice y todos quedamos encantados, ha resultado esponjosa y con un sabor muy delicado. Es de las recetas que hay que repetir.

INGREDIENTES

4 Huevos

400 Gr. de harina

320 Gr. de azúcar

250 Gr. de leche

250 Gr. de aceite de oliva virgen extra (AOVE)

La ralladura de la piel de un limón, (sólo la parte amarilla)

1 Sobre de levadura tipo Royal

1 Pizca de sal

2 Cucharadas de azúcar glass para decorar

PREPARACIÓN

Empezamos por separar las yemas de los huevos de las claras. Las yemas las ponemos en el bol donde vamos a preparar la masa y las claras las reservamos. Junto con las yemas ponemos 200 Gr. de azúcar y la ralladura de la piel del limón.

 Mezclamos todo bien, batiendo para que quede una masa homogénea.

Echamos el AOVE y vamos mezclando hasta incorporarlo.

Hacemos la misma operación con la leche.

Mezclamos todo bien.

En un bol aparte tamizamos la harina con un colador para que nos salga más esponjoso. Le añadimos el sobre de levadura y mezclamos todo.

Seguidamente incorporamos la harina del bol poco a poco.

Nos quedará una masa como la de la foto.

A las claras que teníamos reservadas, les añadimos la pizca de sal y las montamos a punto de nieve. Lo podemos hacer con cualquier batidora utilizando las varillas especificas para montar. Una vez montadas, le incorporamos el resto del azúcar, (120 gr.), poco a poco y con movimientos envolventes, para que no se nos baje. Finalmente añadimos las claras a la masa que habíamos preparado, también poco a poco y con movimientos envolventes y suaves.

Preparamos un molde, colocándole papel de hornear y vertemos toda la masa.

Precalentamos el horno a 170º, calor arriba y abajo y horneamos aproximadamente 35 o 40 minutos. Comprobaremos que está hecho si pinchando con una aguja, (yo utilizo un pincho de madera para brochetas), ésta sale limpia. Si vemos que se nos dora demasiado y no está hecho, le ponemos encima un papel de aluminio y seguimos horneando hasta que esté.

Dejamos que se enfríe y espolvoreamos, con la ayuda de un colador, el azúcar glass por toda la superficie.

Con un buen café con leche, es todo un lujo.