BIZCOCHO CASERO

Esta receta de bizcocho casero es muy sencilla de hacer. Es un bizcocho que se ha hecho toda la vida en mi casa, sale buenísimo y es ideal para tomar con un buen café con leche o una taza de chocolate. Partiendo de esta receta podemos ir añadiendo múltiples variantes para variar, por ejemplo, poner trocitos de manzana y pasas remojadas en brandy mezclados con la masa, adornar con nueces, etc.

INGREDIENTES:

3 Huevos, 1,5 vasos de azúcar, 1 vaso de leche, 1/2 vaso de aceite de girasol, la ralladura de un limón o una naranja, 3 gaseosas de levadura (gasificante para repostería), 3 vasos de harina y una pizca de sal.


PREPARACIÓN:

Cogemos los huevos, sepamos las claras de las yemas y batimos las claras a punto de nieve, agregándole una pizca de sal. (Yo he utilizado la Thermomix por comodidad. Igualmente lo podemos hacer a mano, pero trabajando un poco más). 

Cuando las claras están montadas añadimos las yemas y vamos mezclando con movimientos envolventes para que no se bajen las claras, a continuación añadimos el azúcar y seguimos mezclando, seguimos con la ralladura de naranja o limón.

Añadimos la leche y a continuación el aceite.

Ya sólo nos quedan la harina y la levadura (las gaseosas). Si la pasamos por un colador es mejor porque se airea y el bizcocho sale más esponjoso.

En el primer vaso de harina mezclamos bien las gaseosas, lo vamos añadiendo despacio y mezclando.

Añadimos los otros 2 vasos de harina y mezclamos bien toda la masa.

Vamos a preparar los moldes. Les echamos un poquito de aceite o mantequilla y embadurnamos el fondo y las paredes, echamos una cucharada de harina y la repartimos por fondo y paredes,  para que luego se desmolde sin dificultad.

Vertemos en el molde la masa, que no debe de superar la mitad de la altura del molde, pues cuando suba se podría derramar. Para las cantidades que he puesto, me han salido 2 bizcochos.

Espolvoreamos por encima un poquito de azúcar y si se quiere también un poco de canela y metemos al horno, previamente calentado a 180º,  unos 40 minutos, calor arriba y abajo.

Hay que mirar de vez en cuando, pues si se dora demasiado, llegado el momento, abrimos el horno despacio y ponemos encima un papel de aluminio. Para comprobar que está hecho, pinchamos con una aguja y si esta sale limpia es que está terminado.

Abrimos el horno y lo dejamos unos minutos con el horno apagado y la puerta entreabierta. A continuación lo sacamos, lo dejamos enfriar y lo desmoldamos.