Es uno de los postres tradicionales de la cocina Manchega. En mi casa se tomaban en Semana Santa. Hacía bastante tiempo que quería hacer esta receta y hoy ha llegado el día. Son fáciles de hacer, baratas y deliciosas. Las podemos terminar con miel o con azúcar, yo he hecho unas pocas de cada.
INGREDIENTES
4 Huevos
Copa de anís
85 Gr. de aceite de girasol
350 Gr. de harina
Miel o azúcar glas como terminación
PREPARACIÓN
Batimos bien los huevos, añadimos el anís y el aceite de girasol, seguimos mezclando todo. Incorporamos la harina poco a poco y vamos amasando, trabajando la masa un buen rato.
La masa quedará de una consistencia como la del pan. Hay que tener en cuenta que la vamos a extender con el rodillo. Hacemos una bola con la misma, le echamos un poco de harina por encima, la tapamos con un paño y la dejamos reposar unas 2 horas.
Enharinamos bien la mesa de trabajo y el rodillo para que no se nos pegue. Cogemos un pellizco de la masa y hacemos una bola del tamaño de una nuez. La estiramos con el rodillo dejándola lo mas fina posible, siempre con harina por encima para que no se peguen ni se rompan al cogerlas.
Quedarán como de unos 20 cm de diámetro. Las cogemos con cuidado y les sacudimos la harina que tienen pegada.
Preparamos una sartén o una freidora con abundante aceite de oliva suave. Lo calentamos a 180º e introducimos la hojuela, enseguida ponemos una paleta fina o similar en el centro y la giramos para que se forme una especie de flor. Tradicionalmente se hacía con una caña, yo no tenía ninguna a mano y he utilizado la espátula.
En cuanto coge la forma, dejamos que se dore un poco, unos segundos, le damos la vuelta, la dejamos unos pocos segundos, que se vea dorada y la sacamos bien escurrida. La depositamos en papel de cocina absorbente para que pierdan el exceso de aceite.
Las vamos reservando en un plato o una fuente.
Vamos a terminarlas de dos formas, unas con miel y otras con azúcar glas. Ponemos 5 cucharadas de miel en un cazo al fuego para que se ponga más fluida. Podemos añadirle, si queremos, un par de cucharadas de agua para aligerarla un poco.
Antes de que se enfríe la miel, la echamos sobre las hojuelas.
Parte de ellas les ponemos azúcar glas por encima con un colador.