CROQUETAS DE MORCILLA Y CEBOLLA CARAMELIZADA

Estas croquetas que he preparado están verdaderamente deliciosas, tienen un sabor especial que les da la cebolla caramelizada y que sorprende, pues tienen ese punto algo dulce que les proporciona la cebolla y que contrasta con el salado de la morcilla. En cada zona tenemos unas morcillas distintas, yo he utilizado unas de la zona de Almería, de Serón, que son de cebolla y de una calidad estupenda.

INGREDIENTES (Con estas cantidades  salen unas 35 croquetas de un tamaño "normal")

180 Gr. de morcilla de cebolla

100 Gr. de cebolla caramelizada. ( Podéis ver la receta AQUÍ )

30 Gr. de mantequilla

30 Gr. de aceite de oliva virgen extra

100 Gr. de harina

750 Gr. de leche

Sal

1 Pizca de nuez moscada

1 o 2 Huevos y pan rallado para rebozar

PREPARACIÓN

Ponemos una sartén o cazuela al fuego con la mantequilla y el aceite. Cuando se derrita la mantequilla incorporamos la morcilla pelada y troceada.

La sofreímos, desmenuzándola con una cuchara de madera o una espátula. Aproximadamente unos 5 minutos a fuego medio.

Añadimos la cebolla caramelizada y mezclamos todo. (Si preparáis la cebolla caramelizada, con el mismo trabajo podéis hacer  mayor cantidad de la que vamos a usar y la que os sobre la podemos utilizar en un montón de aperitivos y comidas)

Incorporamos la harina, mezclamos y sin parar de mover cocinamos unos 5 minutos para que la harina pierda el sabor a crudo.

Vamos incorporando la leche poco a poco, mezclando con suavidad al principio y cuando la leche esté toda incorporada, más enérgicamente. Añadimos la pizca de nuez moscada.

Vamos removiendo sin parar, para que no se nos pegue, unos 10 minutos, notaremos que está la masa lista cuando se despegue con facilidad de la sartén. Probamos de sal y rectificamos si es necesario.  La cantidad de leche va un poco según el gusto de cada uno, si las croquetas nos gustan muy blanditas por dentro, se puede añadir algo más. Si están demasiado blandas se nos pueden abrir al freírlas. Con estas cantidades salen cremosas y se fríen sin problemas.

Antes de que se enfríe, la echamos en un plato grande o una fuente, la tapamos con papel film, aplastando con la mano para que se pegue a la masa y que no se forme costra en la superficie y una vez fría, metemos la masa en el frigorífico como mínimo un par de horas. Yo hice la masa un día y las croquetas al siguiente.

Vamos a formar las croquetas, aquí cada uno tiene su técnica, yo las hago con dos cucharas, cogiendo una porción de masa y presionándola con otra cuchara, girando y repitiendo la operación hasta que queden a mi gusto. Si os parece complicado os podéis untar las manos con unas gotas de aceite, cogéis la masa, hacéis una bola con las palmas de las manos y, o las dejáis redondas, o las aplastáis un poco girándolas entre las palmas o contra la mesa engrasada,  para darle la forma clásica.

Las vamos depositando en un plato.

Preparamos un plato con huevo batido y otro con pan rallado.

Las pasamos primero por el huevo y después por el pan rallado.  Así como están las podemos congelar perfectamente, si no nos vamos a comer todas. 

Ponemos una sartén en el fuego con aceite de oliva y cuando esté caliente las freímos hasta dorarlas a nuestro gusto. Las vamos sacando y las depositamos en un plato con un papel de cocina, para que absorban el exceso de aceite.

Ya las tenemos listas para comer.